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Miguel de Unamuno  
 
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El Paraíso de las Matemáticas - Historia ~ Historia y características sociales de la India
.: Historia :.
 
Historia y características sociales

Prehistoria

    A causa de que los indios de la antigüedad remota no dejaron documentos escritos de sus actividades sociales, culturales y políticas, los historiadores deben basarse en los descubrimientos arqueológicos para conocer las primitivas civilizaciones que hubo en el subcontinente. Las evidencias indican que, posiblemente durante el periodo neolítico de la edad de piedra, los habitantes del subcontinente fueron dispersados y asimilados en parte por las tribus invasoras drávidas, que probablemente vinieron del oeste. Sobre la base de descubrimientos arqueológicos en el valle del Indo, la civilización que luego desarrollaron los drávidas se podía equiparar y quizá sobrepasara en esplendor a las civilizaciones de la antigua Mesopotamia y Egipto.

    Hacia mediados del tercer milenio a.C., la India drávida sufrió la primera de una serie de invasiones continuadas de tribus del grupo lingüístico indoeuropeo. Estas tribus, de origen incierto pero a las que por lo general se conoce como indoarias, entraron en el subcontinente a través de puertos de las montañas a lo largo de la frontera noroccidental y fueron ocupando la mayor parte del territorio norte de la cordillera Vindhya y el oeste del río Yamuna. Muchos drávidas huyeron al norte y al interior de la península india, regiones dónde el grupo lingüístico drávida aún es grande. El resto del pueblo drávida y, según determinados expertos, gran parte de su cultura fue absorbida por los indoarios.

Periodo védico

    La oscuridad rodea la historia política de la India durante muchos siglos después de la conquista de los drávidas, pero los Veda, una colección de escritos sagrados que datan del año 1200 a.C., contienen bastante información sobre las costumbres sociales, las creencias religiosas y los logros culturales. Tal como aparece representada en algunos himnos védicos, la civilización que emergió durante los primeros siglos después de entremezclarse las culturas indoaria y drávida en el subcontinente fue notable en varios aspectos. Los órganos de política tribal funcionaban de acuerdo con los principios democráticos, la condición social de las mujeres era comparable a la de los hombres y el matrimonio se consideraba sagrado. Los indoarios lograron grandes avances en distintas artes y ciencias, entre las que se contaba la ganadería, la artesanía del metal, la carpintería, la construcción de barcos y las ciencias militares.

    Los himnos védicos compuestos durante este y posteriores periodos también han representado la emergencia y cristalización de las características clave del sistema sociorreligioso conocido como hinduismo. Casi todo lo que se conoce con seguridad de la situación política es que en el curso del I milenio a.C., en la región limitada por el Himalaya, los tramos del sur del Ganges, la cordillera Vindhya y el valle del Indo se establecieron 16 estados autónomos. De estos estados, formados tanto por repúblicas como por reinos, el más importante fue Kosala, reino situado en la región que en la actualidad ocupa Oudh. Otros reinos importantes fueron Avanti, Vamsas y Magadha. Este último reino ocupaba el territorio de la moderna Bihar; a mediados del siglo VI a.C. se convirtió en el reino dominante en la India. Durante el reinado de su primer gran rey Bimbisara (543 hasta 491 a.C.), Buda y Vardhamana Jnatiputra o Nataputta Mahavira, fundadores del budismo y jainismo respectivamente, predicaron y enseñaron en Magadha.

    En el año 326 a.C. Alejandro III el Magno dirigió una expedición a través de la cadena montañosa del Hindu Kus hasta el norte de la India. Consiguió algunas victorias durante su marcha hacia la India, cuyo punto culminante fue la batalla de Hydaspes que finalizó con la derrota del rey Poros cerca del río Hydaspes (ahora Jhelum). Sin embargo, Alejandro no permaneció durante mucho tiempo en la India y los efectos políticos y culturales de la invasión fueron insignificantes, excepto por la oportunidad que brindaron al rey Mauryan Chandragupta de expandir su imperio hacia el oeste aprovechando el vacío político.

La dinastía Maurya,

    En el año 321 a.C., Chandragupta, llamado Sandrocottos por los griegos, tomó el control de Magadha. Durante la siguiente década, Chandragupta, fundador de la dinastía Maurya de reyes indios, extendió su soberanía sobre la mayor parte del subcontinente. Fue ayudado por Kautilya (o Chanakya), un ministro brahmán que puede haber sido quien más contribuyera en la redacción del Arthashastra, un libro de texto sobre política similar al Príncipe del historiador italiano Nicolás Maquiavelo. El poder militar del imperio indio hizo que Seleucus I, uno de los generales de Alejandro y el fundador del imperio Seléucida, formara una alianza con el gobernante Maurya. Una vez que el tratado concluyó en el 305 a.C., se consolidó por el acuerdo matrimonial entre Chandragupta y una hija del gobernante selyúcida.

    Como resultado de estas relaciones tan estrechas entre los dos imperios, la influencia cultural griega estaba muy extendida por todo el norte de la India. La dinastía Maurya se mantuvo hasta casi el 185 a.C. Durante el reinado (c. 273-232 a.C.) de Asoka, el mayor soberano Maurya, el budismo se convirtió en la religión dominante del imperio. En estos momentos la India era ya un gran centro de saber que contaba con universidades como las existentes en Nalanda y Takshasila que atraían a sabios de China y el Sureste asiático. De las dinastías que aparecieron en el periodo que siguió a la caída de los Mauryas, los Sunga son los que más tiempo permanecieron en el poder, más de un siglo. El principal acontecimiento de este periodo (184-72 a.C.) fue la persecución y declive del budismo en la India y el triunfo de brahmanismo. Como consecuencia de la victoria de los brahmanes hindúes (sacerdotes), el sistema de castas fue arraigando con fuerza en la estructura social india, creando grandes obstáculos para la unificación nacional.

    Una extensa sección de la India occidental fue ocupada hacia el 100 a.C. por los invasores shakas (escitas), que entonces se replegaban ante los yueh-chi de Asia central. Empujando hacia el sur, los yueh-chi posteriormente se asentaron en el noroeste de la India, donde Kadphises, uno de sus reyes, fundó la dinastía Kusana hacia el 40 d.C. En poco tiempo una gran parte del norte de la India cayó bajo el poder de los reyes kusana. Uno de los primitivos monarcas kusana estableció relaciones diplomáticas y comerciales con el Imperio romano. El budismo floreció bajo los kusanas y en especial bajo el mandato del emperador Kanishka, gran protector del saber y las artes. Las matemáticas y las ciencias florecieron, y de esta época son también los textos médicos de Charaka.

    Los gobernantes de la dinastía indígena Andhra, que llegaron a controlar los antiguos dominios sunga hacia el año 27 a.C. y los mantuvieron durante unos 460 años, realizaron variados intentos de expulsar a los sakas. Todos estos intentos fracasaron y alrededor del 236 d.C. los sakas obtuvieron la soberanía completa sobre la India occidental. Una década antes, poco antes de la caída de la dinastía Andhra, el reino kusana también se desintegró. El siglo siguiente fue un periodo de confusión política a través de la mayor parte de la India.

Imperio Gupta

    En el 320 un rajá de Magadha llamado Chandragupta I, conquistó los territorios vecinos y fundó un nuevo régimen imperial y la dinastía Gupta. Su nieto Chandragupta II (que reinó desde c. 375 hasta 413) expandió su reino, subyugando todo el subcontinente al norte del río Narmada. Bajo la dinastía Gupta, que duró 160 años, la cultura india alcanzó nuevas alturas. El periodo fue de paz duradera, crecimiento económico continuo y éxitos intelectuales, en particular en el arte, música y literatura. El hinduismo, que llevaba mucho tiempo en declive, experimentó un fuerte renacimiento al asimilar algunas características del budismo.

Invasiones musulmanas y mongolas

    Concluido el prolongado periodo de luchas internas, un nuevo poder, sólidamente unido bajo el islam, apareció en Asia occidental. Este nuevo poder era Khurasan, antes una provincia Samanida que Mahmud de Ghazni (que reinó desde 999 hasta 1030) había transformado en un reino independiente. Hábil guerrero cuya soberanía sobre Khurasan había sido reconocida por el califa de Bagdad, Mahmud, lanzó en el 1000 la primera de las 17 expediciones consecutivas a través de la frontera afgana hacia la India. Estas incursiones estuvieron marcadas por victorias sobre los indios desunidos. Hacía el 1025 Mahmud había saqueado numerosas ciudades de la India occidental, entre las que se contaba el riquísimo puerto de Somnath y había anexionado la región de Punjab a su imperio.

    El más afortunado de los gobernantes musulmanes después de Mahmud fue Muhammad de Gur, cuyo reinado comenzó en 1173. Considerado por la mayor parte de los historiadores como el fundador real del poder musulmán en la India, inició sus campañas de conquista en 1175. En el curso de las tres décadas siguientes, sojuzgó toda la llanura Indo-Gangeática al oeste de Benarés (ahora Varanasi). A la muerte de Muhammad de Gur, Qutb-ud-Din Aybak, su virrey en Delhi y un antiguo esclavo, se proclamó sultán. La denominada dinastía de los Esclavos, fundada por Qutb-ud-Din, su único gobernante destacado, duró hasta 1288.

    Otro hábil musulmán, Ala-ud-Din (que reinó de 1296 a 1316), fue el segundo gobernante de la dinastía siguiente, la Khalji. Consolidó el reino de la India al conquistar el Decán. No obstante, antes de que finalizase su reinado, los mongoles comenzaron a infiltrarse por las fronteras del norte de sus dominios. Muhammad Tugluq, el último sultán importante de Delhi, enajenó tanto a los musulmanes como a los hindúes por su crueldad y fanatismo religioso. El imperio estaba dividido por levantamientos revolucionarios y algunas provincias, entre las que destaca Bengala, se separaron. Los tumultos se incrementaron tras la muerte de Tugluq. En 1398, cuando el conquistador mongol Tamerlán guió sus ejércitos hasta la India, se encontró con muy poca resistencia organizada. Tamerlán completó su invasión victoriosa al saquear y destruir Delhi y masacrar a sus habitantes. Se retiró de la India poco después del saqueo de Delhi, dejando los restos del imperio a Mahmud (que reinó de 1399 hasta 1413), el último de los Tugluqs. En 1414 el primero de los sayyids sucedió a Mahmud; esta era una dinastía que después fue expulsada del poder por Bahlol (que reinó desde 1451 hasta 1489), fundador de la línea Lodi de reyes. La dinastía Lodi, por lo general débil e ineficaz, terminó en 1526. En ese año Babur, un descendiente de Tamerlán y el fundador de la gran dinastía mogol, llevó a cabo una serie de incursiones en la India que finalizaron con la derrota del ejército de Lodi. Babur ocupó Agra, la capital Lodi, y se proclamó a sí mismo emperador de los dominios musulmanes. Después de cuatro años de su victoria inicial, Babur controlaba una gran parte del continente de la India.

El Imperio mogol

    El Imperio mogol alcanzó su auge cultural bajo Sah Yahan, nieto de Akbar. El reinado de Sah Yahan (1628-1658) coincidió con la edad dorada de la arquitectura sarracénica india, cuyo mejor ejemplo es el Taj Mahal.

    En 1658 fue expulsado del trono por su hijo, Aurangzeb, quien tomó el titulo de Alamgir (conquistador del mundo). Traicionero y agresivo, Aurangzeb asesinó a sus tres hermanos y prosiguió una serie de guerras contra los reinos autónomos de la India, socavando la moral y la fuerza material del imperio. Durante sus campañas en el Decán, los Marathas, un pueblo escita-drávida, infligieron numerosas derrotas a los ejércitos imperiales. La estabilidad del régimen de Aurangzeb se vio socavada como resultado del antagonismo popular al fanatismo religioso que favorecía. Durante su reinado, que terminó en 1707 con su muerte en el exilio, la fe sij obtuvo un importante medio para entrar en la India.

    En el medio siglo que siguió a la muerte de Aurangzeb, el Imperio mogol dejó de existir como un estado efectivo. El caos político del periodo se vio marcado por el rápido declive de la autoridad centralizada. Aventureros musulmanes e hindúes crearon numerosos reinos y principados pequeños y los gobernadores de las provincias imperiales formaron grandes estados independientes. Entre los primeros grandes estados que surgieron estuvo Hyderabad, establecido en 1712. El ruinoso régimen mogol sufrió un golpe definitivo en 1739 cuando el rey persa Nadir Shah dirigió un ejército hacia la India y saqueó Delhi. Entre el botín que buscaban los invasores, la sexta fuerza musulmana que saqueó la India, estaba el gigantesco diamante Koh-i-noor y el fabuloso Trono del Pavo Real, hecho de oro puro y con incrustaciones de piedras preciosas. El rey persa fue pronto expulsado de la India, pero en 1756 Delhi fue capturada de nuevo, esta vez por Ahmad Sah, emir de Afganistán, quien ya se había apoderado antes del Punjab. En 1760 los mahrattas y los sijs unieron sus fuerzas contra los ejércitos de Ahmad Shah. La batalla que siguió, librada en Panipat el 7 de enero de 1761, dio como resultado una victoria completa para los invasores. En 1764, tras la retirada de la India de los invasores, el emperador mogol obtuvo de nuevo su trono. Sin embargo, su autoridad, al igual que la de sus sucesores, era puramente nominal. Con la derrota de los mahrattas y los sijs, la posibilidad de la reunificación de la India en un estado único y fuerte se había desvanecido y el país, que había sido durante mucho tiempo escenario de una encarnizada rivalidad colonial entre los poderes marítimos de Europa, fue cayendo cada vez más bajo el dominio británico.

Religión y Filosofía Hindú

    El hinduismo es una de las religiones más extendidas e importantes del mundo, no sólo por su número de miembros (estimados en más de 700 millones), sino también por la profunda influencia que ha ejercido en muchas otras religiones durante su larga e ininterrumpida historia, que comenzó más o menos en el 1500 a.C. Es preciso destacar igualmente la correspondiente influencia que el hinduismo ha recibido de esas otras religiones (el hinduismo posee una extraordinaria capacidad para absorber e integrar elementos foráneos). Esto ha contribuido de forma notable al sincretismo de la religión y a la asimilación de una gran variedad de creencias y prácticas religiosas. Es más, las bases geográficas, más que las puramente religiosas (que consisten en todo lo que el pueblo de la India ha creído y ha hecho), le han otorgado el carácter de sistema doctrinal y social que se extiende a todos los aspectos de la vida humana.

Principios fundamentales

    Las normas o cánones del hinduismo se definen en relación con lo que las personas hacen, más que con lo que piensan. Por consiguiente, dentro de los hindúes se encuentra una mayor uniformidad de acción que de creencias, a pesar de que hay muy pocas creencias o prácticas que sean compartidas por todos. La mayoría de los hindúes cantan el himno del gayatri al amanecer, pero casi no existe acuerdo sobre qué otras oraciones debieran cantarse. Muchos hindúes veneran a Siva, Visnú y la diosa Devi, pero también adoran a cientos de otras deidades menores, propias de ciertos poblados o incluso particulares sólo de algunas familias. Hay prácticas que observan casi todos, como son: el reverenciar al Brahmán (casta) y a las vacas; la prohibición de comer carne (en especial la de vacuno), y el matrimonio sólo con un miembro de la misma casta (jati) con la esperanza de tener un hijo varón heredero. A pesar de que los hindúes creen y practican ciertas cosas que parecen contradictorias (no sólo con respecto al resto del mundo sino dentro de su misma religión y de su vivir cotidiano), cada individuo percibe un modelo a seguir que confiere orden y sentido a su vida. Dentro del hinduismo no existe una jerarquía doctrinal ni eclesiástica, pero la complicada estratificación social, inseparable de la religión, le da a cada persona la sensación de tener una posición dentro de este enorme grupo humano.

    Dentro de su rica literatura incorpora una cosmología muy compleja. Los hindúes creen que el Universo es una gran esfera encerrada, un huevo cósmico dentro del cual hay muchos cielos concéntricos, infiernos, océanos y continentes, y que la India está en medio de todos ellos. Creen que el tiempo es a la vez degenerativo —desde la época dorada o Krita Yuga, a través de dos periodos de dioses decadentes, hasta los tiempos actuales o Kali Yuga— y cíclico: al final de cada Kali Yuga el Universo es destruido por el fuego y las inundaciones, comenzando así una nueva época dorada. La vida humana también es cíclica: después de morir, el alma deja el cuerpo y renace en el cuerpo de otra persona, animal, vegetal o mineral. Este imparable proceso se llama samsara (véase Transmigración). La calidad de la reencarnación viene determinada por el mérito o la falta de méritos que haya acumulado cada persona como resultado de su actuar o karma, de lo que el alma haya realizado en su vida o vidas pasadas. Todos los hindúes creen que el karma funciona así; sin embargo, también piensan que esto se puede contrapesar con la práctica de expiaciones y de rituales (ejercitándose a través del castigo o de la recompensa), logrando así aminorar o hacer más fácil (moksha) todo el proceso del samsara, previa renuncia de todos los deseos terrenales.

Historia
   Definición: f. Narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados.
  En pocas palabras, historia de las matemáticas, biografías, galería de genios, etc.

Índice Matemática India

Antecedentes
históricos y sociales

Aportes científicos y culturales de India

Matemática Hindú

Material de

Material de  Mauricio Vega

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