Por José A. Cañizo
Desde el escenario, el Mago pide un voluntario para el próximo truco. Una
chica se levanta entusiasta y sube de dos en dos las escalerillas laterales.
- ¡Aquí llega nuestra ayudante! ¡Un fuerte aplauso para ella! ¿Te llamas...?
- Susana.
- ¡Susana! Bien, Susana, ¿cómo vas de transmisión del pensamiento?
- ¡Uf! No lo llevo nada bien... - ríe.
- Ahhhh, no me lo creo, no me lo creo. Verás: vamos a realizar un proceso que
despertará tu capacidad de telepatía. Piensa un número. ¡No me lo digas! El
que tú quieras. ¿Ya? Bien, escríbelo en esta pizarra para
que pueda verlo nuestro público.
El Mago se sitúa detrás de la pizarra, desde donde no puede ver lo que Susana
escribe. Susana escribe el número.
- Bien. Escribe el número al revés, desde la última cifra a la primera. Ahora
tienes dos números, el tuyo y el número invertido. Suma tu edad al mayor. Ahora resta el menor del mayor.
Susana hace la resta y la escribe en la pizarra.
- Ya.
- ¡Perfecto! Ahora suma las cifras del número que has obtenido (el resultado
de la resta), y vuelve a hacer lo mismo con las cifras del número que
obtengas, y así hasta que te quede una sola cifra.
- Mmmmm... ¡ya!
- Bien. Cuando me digas el resultado, esa única cifra, con ella me
transmitirás tu edad por medio del pensamiento. ¿El resultado que has
obtenido es...?
El Mago se concentra.
- Seis.
- ¡Ah! ¡Ya noto tu pensamiento! ¡Sí!
La luz cae sobre el Mago y Susana.
- ¡Viene, viene el número! ¡Es un par, creo!¡Tienes...!
¿Cuántos años tiene Susana?